jueves, 19 de noviembre de 2009

Encuesta

Tengo sensaciones contradictorias.

Por un lado, 9 de vosotros habéis respondido en tan sólo unas horas, wow :-O impresionante.

Por otro lado... ¿un solo voto para el Aleph? ¿Dos para el magnífico Atum-Re, el Gran Él-Ella, el Completo, el que reina sobre lo alto y lo bajo? ¿Y 5 para "inventó los primates"? ¿Los primates se "inventaron"? Creía que nadie elegiría ésa! Indignado estoy.

^_^

miércoles, 18 de noviembre de 2009

En el salón de los pasos perdidos: 1, Zermatt, Suiza

La noche transcurría apaciblemente ese 25 de octubre. Unos inofensivos jirones de niebla resbalaban entre los edificios, como tantas otras noches; nada en la confiada y tranquila ciudad de Lyon hacía prever los acontecimientos que iban a producirse y que por escritos, predichos, grabados en las parsimoniosas e insensibles manecillas del reloj, nadie podía evitar ya. Todo comenzó con un estruendo agudo y mecánico, un fragor comparable al de mil martillos golpeando las vigas del edificio. No había duda: era el despertador.

---¡¡Diossss, las 6 ya?? ---exclamé.

Sí, en efecto. Habíamos quedado ese día para irnos de excursión a alguna parte de Suiza, y eso requería que me personara en Ginebra cuanto antes. Mi tren salía a las 7, y, por los dioses, menos mal que vivo cerca de la estación! Mis compañeros serían Joan y Oriol, físicos a los que conocí en el Taller de Altas Energías en Madrid y que también estaban de estancia en Suiza, y también Luis, un amigo de Joan también de estancia en el CERN. La suerte estaba echada, así que desayuné y me vestí sin mucha ceremonia y me piré hacia el tren.

A las 9 estaba en el aeropuerto de Ginebra, que es donde íbamos a alquilar un coche para pirarnos adonde fuera. El tiempo estaba un poco revuelto en Suiza, así que decidimos que iríamos al sur, donde las probabilidades de lluvia eran menores. Joan tenía informaciones de que en un pueblecito llamado Zermatt, del cantón suizo de Valais, había unas vistas estupendas del Cervino, un monte de perfil muy particular que se encuentra en la frontera entre Suiza e Italia. Como veréis en las fotos, sus indicaciones eran muy acertadas.

Y para allá que nos fuimos. El cantón de Valais es el único cantón bilingüe de Suiza, y es divertido comprobar lo brusca que es la transición: en un pueblo todos los carteles e indicaciones están en francés y a la que llegas al siguiente... ¡todo en alemán! También, niños, hay que tener cuidado con los nombres de los lugares: los francófonos y los germanófonos usan nombres diferentes para la misma cosa... si pides una indicación en un pueblo francófono y te dicen "pues has de llegar hasta A", luego no te extrañes si al llegar al pueblo germanófono y preguntar por A te dicen "no no, eso no está por aquí"...

Por lo demás, el viaje fue bastante ameno. Luis, que hace teoría de cuerdas, nos deleitó con una crítica no completamente bondadosa hacia algunos de los capitostes de la Loop Quantum Gravity... es ése un debate bastante agrio y, francamente, un tanto desafortunado, porque en él se habla poco de física y mucho de sociología y política. Algún día tal vez os hable de él, pero no será hoy.

Finalmente, llegamos a Zermatt pasadas las 4 de la tarde. El pueblo en sí vive básicamente del turismo, y posiblemente de las pistas de esquí en invierno. Abundan los cafés y las tiendas de equipamiento para la nieve, y el ambiente en general es el de un lugar en el que casi todo el mundo está de paso, como nosotros. Como el sol iba a ponerse antes de las 6, decidimos hacer cualquier caminata rápida que nos permitiera por lo menos tener buenas vistas del Cervino; fruto de ello son las fotos que podéis ver en Picasa.

Estuvimos de vuelta pronto y decidimos que esa noche podríamos parar en algún sitio de camino y tomarnos una fondue como dios manda... ¡celestial idea! Quedé sencillamente encantado: después de quince horas levantado y una caminata de hora y pico por la montaña, los trillones de calorías del quesico caliente mojado en pan sientan estupendamente bien. Es curioso el hecho de que con la fondue hay que beber vino, porque el queso tiene mucho cuerpo y conviene tomar algo que ayude a deshacerlo en el estómago. No me gusta el vino, pero me pareció gracioso tener que tomarlo "por prescripción médica".

Poco quedaba ya del viaje después de todo esto. Volvimos a Ginebra pasadas las 12, y Joan me procuró asilo en su casa para esa noche. Recuerdo haber caminado completamente en trance al ir a su casa; si no supiera que es imposible, diría que dormí mientras caminaba. Al día siguiente, poco que contar: otro tren de vuelta a Lyon y colorín colorado.

Retorno A Vosotros Ahora

Blogodependientes todos,
no puedo menos que disculparme por el prolongado silencio al que os he sometido. Diré, sin embargo, en mi descargo, que las últimas tres semanas han sido verdaderamente ajetreadas, y no he parado de viajar de un lado a otro de las Francias y las Españas. De todo ello, no os apuréis, tendréis cumplido informe, tanto verbal como visual, a lo largo de los próximos días/semanas.

Muchas cosas han pasado en este último mes; algunas importantes, otras menos importantes. He viajado a Suiza, a Estrasburgo y a París, he estado una semana de campo y playa en España; he visto al Castellón ganar, a una amiga digivolucionar a doctora, he hablado con mis tortugas, me han dejado sin internet en casa y me he enterado de que iGEM Valencia al fin! se comió un colín. A todos vosotros, los que me habéis acogido, escuchado y abrazado en Madrid, París, Castellón, Valencia, Melbourne y Ginebra, gracias. Ignoro cuántos de vosotros imagináis con precisión cuán importante es esto, así que voy a tener que hablar sin ceremonias para despejar cualquier duda: nada de todo esto valdría una mierda sin vosotros. No lo olvidéis jamás; cada vez que alguien olvida estas cosas, un gatito es arrojado al pozo del todopoderoso Sarlacc, donde le aguarda una digestión de más de mil años :-D

Pasando a un plano más operativo, os informo de mis planes: hay muchas cosas que contar, muchas. Como me parece inhumano plantificaros ocho nuevas entradas y esperar que las leáis, lo voy a hacer de manera escalonada: iré posteando una nueva entrada cada tres o cuatro días. Aun así, supongo que el ritmo será demasiado para la mayoría (por no hablar de mí!), pero es que si no se me acaba la estancia antes de contároslo todo! Todas estas entradas "atrasadas" llevarán el encabezamiento de En el salón de los pasos perdidos, un nombre muy chulo y tremendamente desaprovechado. La primera edición será publicada hoy mismo. No obstante, los ansiosos deben saber que las fotos correspondientes a todos estos eventos serán publicadas en Picasa tan pronto como estén ordenadas y etiquetadas; a día 18 de noviembre sólo faltan las de París.

Por último, os hago notar que en el presente ambiente de celebración y alborozo he decidido publicar una nueva encuesta, que podéis encontrar arriba y a la derecha. En esta ocasión se la dedico a todos los biólogos que se dejan caer por aquí, que me consta no son ni pocos ni cobardes. Ale ale, a votar, a votar!